El sitio de mi recreo

Hola a tod@s! Dos volcanes y un vuelo cancelado después, creo que me encuentro en disposición de afirmar que ¡vuelo (y vuelvo) a casa!Voy a confesaros un secreto que os hará entender la emoción que me despierta esta visita express. Lo voy a poner entre paréntesis para que suene más bajito. (Estoy nerviosísima con la idea de volver a casa!!!)
Os explico, así a lo bruto. No sólo son los casi dos meses que hace que no veo a mi familia. Ni tampoco que mi sobrina tenga ya casi 5 meses y me los haya perdido todos. Que Rita pueda haberse olvidado de mi me preocupa, pero me la ganaré de nuevo dejándole dormir en mi cama. Que no vea a mi Ana desde noviembre del año pasado (y a los tetes y a Laurita), se puede superar con largas llamadas de teléfono. Tampoco que mis Chonis hayan perdido a la presidenta durante algunas semanas. ¿Entonces?, os estaréis preguntando, ¿cuál es el origen de los nervios para alguien que sólo va a pasar 6 días en su propia casa? La respuesta es sencilla. Todo eso que os estoy contando, que tanto echo de menos en mi vida a la inglesa, ha decidido agruparse este fin de semana en lo que probablemente será el mayor cóctel de emociones jamás agitado. Cuenca, mi Cuenca, se tornará escenario del más esperado de los reencuentros. Y es que, por fin, después de unos días de nervios, cancelaciones aéreas y volcanes islandeses, mañana vuelvo a casa. Llegaré a Madrid a las 2 de la tarde. Allí me estará esperando la primera de las alegrías: Gloriprima. Los que me conocéis sabéis lo mucho que quiero a mi prima gemela, a la que no veo desde una larga mañana de noviembre juntas en Cuenca (dónde si no). Nos vamos las dos juntas para Cuenca en lo que tiene pinta de ser la mejor sesión de cocheterapia jamás narrada. Ella será mi primer contacto con la realidad, con próxima parada, "mi casa". Allí estarán esperándome en orden de sucesión al trono: mi Rita (mi perra), mi abuelo, mi tía, mi chacha y mi sobrina (gracias Skype por dejarme verla casi todos los días) y los valencianos más conquenses. Ana y Laura, y Jose y Moncho (casi cumpleaños feliz). Me imagino que sabréis cuánto significan todas estas personas en mi vida. Mis Chonis estarán, como siempre, en los bares, donde se reencuentran los buenos amigos.
Puede que esté más sensible de lo normal, que la primavera la sangre altera, o que simplemente quiero mucho a la gente que me importa, pero sólo de pensar en mi fin de semana me emociono.
Qué ganas de cotillear con mi prima y contarle cuántas cosas me están pasando, de estrujar a Rita y "decirle" cuánto la echo de menos; de abrazar a mi abuelo y decirle que aunque estoy en Inglaterra, como todos los días. También de achuchar a mi tía y decirle lo feliz que me está haciendo la experiencia allende los mares. De hablar con mi chacha y explicarle lo que me ha cambiado la vida desde que tomo decisiones valientes, y de comprobar cuánto pesa mi Sabina dos meses después de la última vez (de eso y de morderle los mofletes). De enfriar un café con leche con Ana porque no nos da tiempo a beberlo  con tantas cosas que tenemos que contarnos (sí Ana, mi vida ha cambiado mucho. Soy muy feliz. Pero te sigo queriendo como a una hermana. Y sí, sigues siendo mi mejor amiga). De dar la enhorabuena a Laurita (la pediatra de mis hijos) y de planear el viaje que nos vamos a hacer con su primer sueldo. Por no hablar de los tetes. Mi Jose en su vigésimo séptima visita a Cuenca, pero la primera con mi Moncho, que nos cumple años y que ha pedido el fin de semana libre para venir a verme. No sabéis cuánto lo valoro, y cuánta ilusión me hace reuniros a los cuatro.
Me muero de ganas de andar descalza por el suelo de mi casa, de tomarme 200 millones de cañas con mis amigas, de oler a humo de bar y de darme un baño en mi bañera mientras me enciendo mis velas. De reunir a mi familia frente a una buena comida y tener que levantarme antes para hacer los cafés.
De quedar con mis Chonis y hacerles fotos por debajo de la falda. De no saber a qué número de teléfono tengo que llamar a la Vane porque tengo 13 diferentes donde elegir.

En definitiva, y aunque lo que os muestro en la foto es la ventana de mi habitación en mi casa de Liverpool (con unas flores que me han regalado), de lo que de verdad tengo ganas es de (como dice la canción), llegar "donde nos llevó la imaginación...volveré a ese lugar donde nací". No es otro que el sitio de mi recreo. (cómo me gusta esta canción)
Nos vemos en los bares.

PS: a todos los interesados. No he ganado el concurso de Periodismo. Me he quedado entre las diez finalistas. Ya lo decía yo. Esta vez mi brújula no apuntaba al norte.

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