Érase una vez (Once upon a time)...


Érase una vez... Porque así es como empiezan los cuentos y en todo cuento hay una princesa. En nuestro particular castillo conquense vive desde hace cinco meses una princesita llamada Sabina. Ella aún no lo sabe, pero tiene mucha suerte porque vive rodeada de gente que la quiere. O mucho más que eso. Comparte sus primeras experiencias en la vida con una familia que siempre había soñado con que ella llegara. Y ahora que está aquí la vida en palacio ha cambiado sensiblemente. Mientras, ella ríe. Mi amiga Marisol me dijo una vez que los bebés que ríen a carcajadas lo hacen porque son muy felices. Sabina debe de serlo. 
Desafortunademente, yo me estoy perdiendo todo ese proceso que sólo ocurre una vez en la vida de cada bebé, aunque gracias al Skype puedo seguir sus pasos en esto de las primeras veces. Digamos que estuve en su primer baño, pero no en su primer biberón de cereales. Y eso, en la aburrida rutina de un bebé es toda una novedad! 
El nacimiento de un bebé es siempre una alegría, pero en este caso, fue un acontecimiento! De hecho, cinco meses después, todavía se me hace raro pensar que tenemos un bebé en casa! El día en que ella nació se ha unido a ese grupo de días en que siempre recordamos lo que estábamos haciendo, dónde, con quién... Es, como yo le llamo, un día 11-S (o últimamente Michael Jackson). Creo que a muchos ya os lo he contado, pero si no, lo repito aquí. 
El 6 de diciembre, cuando Sabina decidió que le apetecía conocernos, ya sabíamos que iba a nacer, con lo que su llegada no fue ninguna sorpresa. Por eso, ese día decidií que la protagonista de que de ahora en adelante celebremos un cumpleaños en diciembre tenía que poder ser partícipe de su propia noticia (años después). Desde por la mañana grabé videos explicándole a Sabina quienes éramos su familia, dónde vivián sus abuelos, de qué color iba a ser su habitación o dónde estaba el hospital donde se disponía a darnos la bienvenida. También los momentos de espera en la sala de partos, las caras de sus abuelos, o a su mamá pasando los dulces dolores edulcorados con la epidural. Y cómo no, el gran momento de su puesta de largo en sociedad. Las imágenes no tienen precio! Algún día podrás verlas!
Pero tengo más cosas para la princesa de mi cuento. Ese día guardé en una enorme caja que ahora duerme en un altillo de un armario, todos los periódicos del día, euros, fotos actuales de la familia, catálogos de juguetes con sus precios, folletos de ofertas del supermercado, una película en DVD y un CD (por si cambiamos el formato y de aquí a unos años le parecen una reliquia). La verdad es que metí muchísimas cosas más que ahora no recuerdo. Es su particular cápsula del tiempo. Aunque ahora me hacía muchísima ilusión escribirle una entrada de esete blog para que también perdure en el tiempo.
Sabina, dentro de unos añitos leerás esto (o igual internet ya no existe y es sólo una herramienta de los que nos creíamos modernos), así que yo te pongo un poco al día de cómo están las cosas.
Hoy tienes exactamente 5 meses y 5 días. Que tú llegaras ha sido (junto con nuestra perrita Rita, en menor medida, y siento la comparación ) lo mejor que nos ha pasado en casa. Llegaste cuando casi nadie te esperaba (no digas nada, pero yo creo que ni tus padres). En primer lugar, me presento. Yo soy tu tía Marta. Tu tía la moderna, que se ha tenido que ir a vivir a Inglaterra (más concretamente a Liverpool) para poder seguir comprándote vestidos y zapatos! Es que has ido a nacer en un año de crisis y yo soy periodista!!!Y ya tuve que hacer un desembolso para que tuvieras el carrito más bonito ... Además de tu tía favorita (tú eso aún no lo sabes, pero sí) soy tu madrina y casi tu madre (o al menos lo fui durante 15 días). A pesar de que estoy muy lejos, no me puedo aguantar sin que tu mamá te ponga por el Skype para que te vea aunque sea 5 minutos. No sé por qué me da que me conoces...Pero dejemos de hablar de mí y sigamos con la familia.
Aunque tú todavía no lo sabes, eres muy afortunada. No muchos niños tienen una familia tan completa. Tienes un bisabuelo que se llama Federico. Con tu permiso, él es todavía la persona más importante de nuestra casa. Ya lo aprenderás, pero la veteranía es un grado. Tenerte en casa todos los días lo hace más joven. Y eso que tiene 91 añitos... Eso sí, muy bien llevados. A tu bisabuelo se le cae la baba contigo. No es para menos, porque todos los días aprendes alguna tontería nueva de las que te enseña tu abuela Celia. Esa es otra historia. Sabina, después de la que tu mamá y yo hemos tenido ( y a la que tú no has podido conocer. Te habría querido muchísimo...) tú tienes la mejor abuela del mundo. Creo que ni ella misma sabe cuánto te quiere. La tienes embobada. Es una pena que los bebés no podáis daros cuenta de las atenciones que os hacemos de pequeños. Lo que te estaba diciendo, tu abuela Celia te adora. Aunque no es algo nuevo. Ella daría cualquier cosa por alguna de nosotras tres (tú, tu mamá y yo). Cuando seas mayor tienes que devolverle a la abuela la mitad de las carantoñas que ella te hace a diario. Igual que tu abuelo Julián, que está obsesionado con que cada vez que lloras es que tienes hambre.
También deberías sentirte la niña con más suerte del vecindario por los padres que te han tocado. Evidemente no podías elegirlos, pero si yo fuera tú y hubiera tenido la posibilidad, los hubiera elegido a ellos. Aunque son algo carrocillas (no te preocupes que tu tía la moderna te hablará de chicos cuando tus padres ya estén en deshuso y te dejará llegar más tarde cuando duermas en su casa), tú eres lo más grande que nunca podían haber soñado con tener. Que se lo digan a tu mami, que había renegado millones de veces de todo cuanto oliera a pañales y chupetes. Pues mírala ahora, que parece Froilen María en Sonrisas y Lágrimas. Una madre se hace, no se nace. Eso ha quedado demostrado. Deberías haberla conocido hace unos años... Y sin embargo ahora.... No te imaginas lo que la has cambiado... Y es que nos has alegrado mucho a todos, pero también nos has unido mucho más de lo que siempre hemos estado. Cualquier excusa es buena para sacarte de paseo!!
Y qué te voy a decir de tu padre. Si es un buenazo! Yo lo quiero como si siempre hubiera sido parte de nuestra familia, porque realmente, los años en que él no estaba no han sido lo mismo. Vas a ser la reina de las verbenas cuando años después se siga cantando el mítico "tengo un tractor amarillo" y tú puedas decir: "Mi papá también". Porque otra cosa no, pero de campo nos vas a salir un rato; como tu padre. Cuánto hemos bromeado con los bocadillos de chuletas que te van a hacer para el recreo.... Deberías ver la cara que pone tu padre cuando te ve, Bubu. Porque así te llama. Nunca voy a olvidar el primer momento en que te ví. Estabas en brazos de tu papí, cuando yo entré a verte, dos minutos después de nacer. Allí estaba él, todo vestido de verde, con una bata de hospital, sujetándote con cara de circunstancias... Realmente, no me había parado a pensarlo, pero después de los de tu padre, los primeros brazos que probaste fueron los míos.... Eso nos hace tía y sobrina favoritas para siempre....
Y por último, y no menos importante, has tenido la enorme suerte de conocer a Rita. Ella llegó a casa sólo un año antes que tú, con lo que ahora tenemos dos bebés. Aunque te encanta seguirla con la mirada, a ella todavía no le haces mucha gracia....Eso sí, no te preocupes que no te quita tus juguetes... Sólo está esperando para que podáis jugar juntas. Deberías haberla visto las primeras veces que llorabas. Rita se acercaba a tu carrito porque sabía que algo pasaba. Vais a ser buenas compañeras de césped. Una ve leí que los bebés que convivís con perros sois más vivos y espabilados. Ya tienes dos puntos en tu favor.

En fin, Sabina (le debes el nombre a nuestra bisabuela, a la que siempre recordaré sentada junto a la ventana. Ella fue una mujer fuerte y longeva, como tú serás algún día), con todo esto sólo quería dejar página impresa (o ciberimpresa) para que, a la vez que conoces quiénes somos, sepas que un día de diciembre, cambiaste las vidas de cuantos te rodean. Entonces, ese día, acuérdate de lo que yo escribí pensando en tí como ahora pienso (Palabras para Julia).
La foto que he utilizado para tu "cuento" te muestra más princesa de lo que nunca nadie podrá ser.  Nos la hizo mi amigo Moncho en un viaje a Cuenca. Acuérdate de darle las gracias cuando crezcas) Porque érase una vez, alguien puso una princesa en nuestro cuento.


PD: Te dedico esta nana que una vez Mónica Molina escribió para su niña Candela


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Es precioso, Marta! Me hace pensar en toda las cosas bonitas e importante (también en las más nimias e insignificantes) que me gustaría decir a cuanta gente quiero. Y me inspiras para hacer algo similar con tanto bebé que va a rodearme en cuestión de meses (por ahora no míos, pero todo se andará... algún día. Pq, en mi caso, parece q madre sí se nace). Enhorabuena y también a Sabina.
Un beso

PEPA Gómez :P

*Marta* dijo...

Pepa, muchas gracias. Ya hablamos un día de la cápsula del tiempo, así que anímate. Y sí, madre se nace, pero en algunos casos más puntuales, se hace. Qué suerte poder rodearte de bebés. En mi caso, hemos encontrado el equilibrio perfecto. Bebé-abuelo de 91 años! Y si me dan a elegir, sinceramente, me quedo con los dos!
Un besoooo

Unknown dijo...

Es lo más bonito que he leído. Yo tengo algo similar con mi sobrina Gema, pero en ese caso lo escribió una amiga mía, le hablaba de mí y de lo que yo babeaba cada vez que decía algo de mi pequeña. He guardado esa carta como si fuera oro. Te aseguro que cuando Sabina pueda leer esta carta se va a emocionar como nunca jamás lo haga. Es una suertuda, que diría el entrañable abuelito del anuncio.

Anónimo dijo...

¡Que bonito Martica! Yo también quiero una tía así...bueno te tengo como amiga que ya es mu grande. Mil besos y come back soon churri. Chonilda Gutierrez.

Anónimo dijo...

Toda la razón, Sabina ha nacido en una familia perfecta. Generosa, amable, cariñosa, acogedora, divertida, positiva...y si sigo no acabo. Una familia que siempre ha tenido un hueco para los forasteros... y nos ha hecho sentir como en casa. Gracias por descubrírmela.
Anita