La niña que perseguía a la vaca




Hola a tod@s! El cuarto día de periplo paraguayo amaneció menos fresco de lo habitual en estos ya de por sí atípicos días de frío invierno. Lo primero que voy a hacer hoy es dar las gracias a todos mis amigos que me siguen desde España. Me encantan los comentarios que me enviáis al correo o al Facebook. Sobre todo el tete José, que dice que está más enganchado a mis aventuras que a Lost. Eso sí que es un piropo.
Empiezo a contaros justo desde el instante en que lo dejé ayer. Después de escribir la entrada de ayer me fui rauda y veloz a una conocidísima emisora de radio paraguaya, llamada Radio Ñandutí. Allí pude conocer cómo se hace la radio aquí y sobre todo, tener conciencia de la cantidad de gente que la escucha. Acompañé a mi tío a una entrevista en directo a la que se unieron numerosas voces de oyentes para dar su opinión. Desde aquí, y aunque seguro que no puede leerlo todavía (confío en arreglar este pequeño contratiempo rápido), quiero pedir disculpas a Gustavo, el gran locutor y colega de Ñandutí que se interesó por mi blog. Le dí mal la dirección!! Soy un desastre! Pero seguro que en algún momento podrá leer en estas líneas que le pido disculpas y le mando un saludo cariñoso. A él le debo hasta el momento la mejor de las palabras que voy apuntando en la moleskine (regalo de mi amigo Mariano, a quien envío otro beso). Gustavo, gracias por PLAGUEAR. La incluyo en mi diccionario. Para los que no sepáis de qué hablo, os diré que plaguearse viene a ser algo así como lo que nosotros decimos vacilar, en mal sentido. Como yo diría, farrucarse. Ji ji ji ji.
Después de esa buena entrevista de radio entre amigos, partimos hacia la parroquia de San Rafael. Allí, en una preciosa pizzería italiana tuve la suerte de compartir mesa y mantel con el vicepresidente de la República del Paraguay. Él no lo sabe, pero tiene suerte de llevar ese nombre. Sólo se lo ponen a los buenos. Mirad si no mi abuelito Federico. Hablamos de todo un poco, me preguntó por Zapatero, por la crisis… algo habitual entre políticos. Una agradable velada. Raudos y veloces, a los mandos de Aldo (el improvisado chofer por momentos. Desde aquí le mando un cariñoso agradecimiento por despertarle de la siesta) partimos hacia otro destino. En su primer día de nueva libertad, mi tío quería exprimir las horas al máximo. Aterrizamos en una preciosa casa donde lo mejor estaba, una vez más, en el interior. La dulce Leti, su esposo Roger, y el resto de la familia, incluidos los tres perritos, unieron el 35 cumpleaños de Roger a la celebración por la salida de mi tío. Esta entrada parece sólo de agradecimiento, pero es que no imagináis cómo me tratan aquí. Después de cantar el “que los cumplas feliz”(Yo no pude decir una palabra, porque no sé cantar esa versión de cumpleaños feliz. Misma música distinta letra) llegué a mi casa de adopción. La dulce Tina abrió una botella de champán para celebrar. Fue un buen día el de ayer.
Ya hoy martes, pude dejar que las sábanas se me pegaran un poco más. Desayuné un riquísimo café brasileño en casa de mi familia adoptiva y partí con el inseparable Aldo y con mi tío hacia la municipalidad de Limpio (así llaman aquí a los Ayuntamientos). Limpio es la ciudad paraguaya en la que os dije que había llevado a cabo la mayor parte de su obra mi tío. Allí es más conocido si cabe. Está a unos 20 minutos de Asunción. Al llegar fuimos directos a buscar al intendente (alcalde) para renovar el permiso de conducir de mi tío. Tendríais que haber visto eso. Le hicieron una foto allí con una WebCam y le imprimieron el carnet en el acto. Aquí es todo un VIP . Hasta a mí me ofrecieron uno por si quería manejar (conducir) aquí durante mi estancia. De ahí nos fuimos hacia Villa Madrid, Villa Cuenca, y Villa Cristina. La primera parada ha sido en una guardería en la que había más de 40 niños de entre 16 meses y cinco años. Las maestras dicen que faltaban la mitad porque hay una epidemia de gripe (normal). Tendríais que haber visto las caras de los niños cuando entramos a sus columpios. Vinieron todos de golpe a abrazarme y a decirme “Tíaaaaaaaaa”. No lloré de milagro. Qué emocionante. Todos querían tocarme y que les dijera cualquier cosa. Nos hicimos una foto con unos cuantos y no sabéis luego el lío que armaron cuando intenté enseñársela. Casi me tiran al suelo de la emoción!!!! (os dejo la foto).
Después hemos ido a visitar la casa que, dentro del proyecto de villas, mi tío ayudó a construir a Doña Elena, la cocinera del colegio Salesianito. Una preciosa casita con todas las comodidades (las verdaderas). En su día libre nos preparó tortillas paraguayas de harina y queso y un riquísimo zumo de naranja natural. A mí me regaló cuatro rosas que cortó de sus jardín. Precioso detalle. Desde allí nos fuimos a visitar la biblioteca municipal de las villas. Tiene muchísimos libros que donó una empresa de Barcelona. Mirad qué curioso cartel encontré allí.
Y esto es todo por hoy. Escribo a las 15:15 de la tarde. Por eso sólo puedo contaros medio día de hoy, más medio de ayer. Esta tarde voy a visitar un pueblecito y mañana me voy al Chaco (selva) a pasar dos días para estar con los indígenas. Así que no podré escribir.
Continuará….

Pd: La foto de la niña con la vaca la hice desde el coche. En medio de la nada, camino de las villas, la pequeña perseguía a la vaca como única distracción. Fijaos en la mano, que le quería tirar una piedra!!!!!

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