Sí, sincronicemos los relojes porque a partir del viernes la hora que marque mi reloj no tendrá nada que ver con la que marquen los vuestros. Como tampoco lo tendrá la ropa de mis fotos, o los grados del termómetro. Cruzo el charco, pero también el ecuador, el trópico y no sé cuántas cosas más para colarme en el invierno. Retrocedo seis horas, pero a efectos prácticos lo hago seis meses.
Si estás aquí leyendo estas líneas es porque ya sabes que me voy a Paraguay. Sólo 15 días, aunque siempre prorrogables. En estos días de país sin mochila me he decidido a abrir este espacio para contaros lo que voy viendo y viviendo en mi viaje. Y por qué no, también para recordar algún día mis quince días de verano invierno. He pensado que si no lo hacía así, a la vuelta iba a tener demasiadas cosas que contar a demasiadas personas. Y al final, se pierden los detalles. Me lo he tomado tan en serio que me he agenciado hoy una camara de fotos nueva para dar fe de que no escribiré las crónicas desde la Malvarrosa o desde la calle San Francisco con una cerveza en la mano.
En fin, no me enrollo. Espero que os guste seguir mi viaje casi tanto como a mí ilusión me hacía contároslo.
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