Hola a tod@s. Después de unos días de retiro (he conseguido superar el odioso jet lag) vuelvo a las líneas de este blog para seguir contando lo que fue mi viaje a Paraguay. Como lo prometido es deuda, y os aseguré que me guardaba muchas curiosidades para escribirlas tranquilamente desde el sillón de mi casa, y con la inestimable ayuda de mi perrita Rita, no os haré esperar más.
¿Os imagináis una habitación de hotel con su cama grande, su televisión, su teléfono, su baño... e incluso con un ordenador para conectarnos a internet? Sí, sí, ya sé que no he descrito nada llamativo en esa habitación. Evidentemente, abonaremos en recepción el precio estipulado por cada noche que durmamos allí. Hasta aquí todo correcto...
Pues bien, ¿cómo se os queda el cuerpo si os cuento que en Paraguay existe un hotel de máxima seguridad para adinerados llamado Tacumbú? ¿y cómo se os quedaría si comprobáis que vuestro vecino de habitación está allí por secuestro, soborno, asesinato...? Pues sí, en Paraguay la prisión de Tacumbú ofrece unas habitaciones VIP a los internos que pueden permitirse pagar cada mes una módica cantidad de guaraníes. No sé vosotros, pero el día que me lo contaron, me quedé más blanca que Casper. Los detalles no tienen desperdicio. Desde presos con guardaespaldas (otro recluso) a sueldo, ordenadores portátiles en la celda, nevera, televisión y...(ahí va lo bueno) teléfono móvil o incluso negocio propio. Sí, sí, como os lo cuento.
Por unos cuantos miles de guaraníes (y la complicidad de algún funcionario asalariado) los reclusos con Visa Oro pueden tener vía directa con el exterior. Y pensaréis...total, por un teléfono móvil?? Pues eso mismo pensé yo hasta que me contaron con todo lujo de detalles cómo algunos presos han seguido delinquiendo desde su propia celda con su teléfono móvil. Es decir, en el caso de un secuestro, el malhechor podría continuar extorsionando a los afectados desde la cama de su suite sin mayor problema que el de la poca cobertura o que se le agote el saldo. Y lo que aquí os detallo es real. Se ha dado el caso en que un preso ha sido (re) arrestado dentro de Teacumbú. Mi pregunta es ¿dónde te llevan cuando sigues cometiendo delitos desde la propia cárcel? Además, me explicaban que, con total impunidad, algunos reos se han permitido el lujo de montar y regentar negocios dentro de la prisión. En concreto me hablaban de un espabilado que se abrió un barecito. Y digo yo, ¿de dónde sacaba la mercancía? ji ji ji.
En fin, las paradojas de la vida. Seguro que los presos comunes (siempre he oído el ejemplo del que roba una gallina, ji ji) están hacinados en celdas ínfimas y malolientes, mientras que los capos de la droga, asesinos y secuestradores disfrutan de unas merecidas vacaciones en sus celdas de lujo de este hotel de 5 estrellas. Y es que, aunque no quiero creer esta frase, en esta vida, con dinero, se consigue CASI TODO. Menos mal, que hay cosas que todavía no tienen precio.
PD: En Paraguay existe otra prisión en el árido Chaco. Aunque me aseguraban que la vida allí es otro cantar. Eso sí, a los que les da por escapar, escriben su destino en la lápida de un cementerio, porque con cientos de kilómetros de extensión sin poblar, la mayoría han muerto de sed o devorados por un animal. Casi que mejor quedarse dentro...
No hay comentarios:
Publicar un comentario