Una noche linda nos conocimos...
Aviso: esta entrada ha de leerse con la música que adjunto abajo.
Me reencuentro con este blog tras días de trajín por las regiones limítrofes a Asunción. Estoy conociendo un país maravilloso, disfrazado de diamante en bruto. Con la ayuda de un buen orfebre, todavía por llegar, no me cabe la menor duda de que en algún momento brillará. Desde luego, recursos no faltan. Desde aquí aprovecho también para saludar a los amigos paraguayos que sé que estos días leen estas líneas (me consta que mi tío ha hecho una buena campaña de marketing). Les animo a que me envíen sus comentarios a martahortelano@gmail.com
En estos días he visitado de nuevo Limpio (la ciudad de las villas de mi tío), aunque he conocido más personalmente a quienes habitan esas preciosas casas. El sábado los vecinos de la cuarta fase de Villa Madrid nos recibieron con una copiosa merienda. Como colofón, unas emotivas palabras de quienes un día recibieron como fruto de su esfuerzo, trabajo y dedicación un regalo en forma de casa. Ahora, con medio camino judicial allanado no dudan en celebrar que su querido Paí Rubio puede volver a visitar a las que se consideran también parte de su familia. Eso sí, todos insisten en la necesidad de que mi tío continúe con su labor porque del mismo modo que ellos se sienten afortunados por su ansiado techo, comprenden que son miles las personas que todavía se encuentran como en su día ellos vivieron. Sin duda, un emotivo momento (y eso que sólo soy espectadora).
El domingo volví a asistir a la misa en Salesianito. Me alegro de poderos contar que este blog está siendo muy seguido. Tanto que mi tío no dudó en utilizarlo en su homilía. En concreto, la entrada de Iqebi (gracias por las decenas de comentarios cariñosos). Tras la eucaristía nos fuimos a comer a la región de Emboscada, a la finca del amigo Gatti, Arrozal cue. Un magnífico asado. Por la tarde fuimos a visitar al también amigo Sócrates (al que doy las gracias por su correo. Me alegro de abrir una ventana al exterior para él en este momento con este espacio).
El lunes fue más distendido. Tras una mañana de descanso, por la tarde conocí un poco más de cerca la parte monumental de Asunción (que la hay). El antiguo Senado, el nuevo edificio en el que se agrupan Parlamento y Senado, y las orillas del grandioso río Paraguay. Siento no poderos decir el nombre del lugar, pero justo en esa zona visité una explicativa y didáctica exposición sobre la fundación de la ciudad que da nombre a la capital del país. Arte paraguayo (os enseño las fotos) al más puro estilo pop art. Para rematar el día, un concierto de jazz en vivo. Unas líneas más adelante me dedicaré a hablaros de la vida nocturna paraguaya (activa y continuada).
Hoy martes he visitado uno de los lugares más bonitos de mi viaje (y diría que de mis viajes). Nunca os ha pasado que un lugar, ciudad, canción, película… os atrapa sin saber muy bien por qué? A mí me pasó un poco eso esta tarde con el lago de Ypacarai. Famoso por la canción de los tres sudaméricanos, poco o casi nada queda de ese lago azul en el que una noche linda nos conocimos…Aún así, el entorno es inmejorable, bucólico y con un punto romántico, que casi roza lo filosófico. Buen lugar para escribir una novela, pensaba yo mientras veía una de las puestas de sol más bonitas que he podido contemplar (con permiso de la turca sobre el mar de Mármara). He fantaseado rato sobre la imagen de mí misma sentada frente al ordenador con una ventana abierta, buena temperatura (hoy hemos tenido 28 grados y es invierno), música de Madeleine Peiroux y la inmensidad del lago como horizonte. Suena bien, verdad? Ahora escribo estas líneas desde el salón donde mi familia adoptiva me ha acogido con tanto amor. La mejor señal es que no extraño mi casa, suplo a mi familia con el cariño de la dulce Tina y de Belarmino y la compañía de Rita con la de su homóloga Samantha (mi intrépida amiga perrita). Mañana es mi cumpleaños, y los que me conocéis sabéis que las fechas señaladas me señalan otras cosas. A estas horas ando ya un poco sentimental, aunque con la tranquilidad de que este estado pasajero sólo hace parada un par de veces al año. Y este durará menos, porque mañana voy a celebrarlo con una fiesta en el colegio de mi tío. Mi primer cumpleaños fuera de casa y en invierno. Todo un acontecimiento. Sin duda guardaré las fotos para recordar el día en que soplé las velas con bufanda en pleno agosto.
Hace una preciosa noche estrellada, y casi primaveral. Desde el jardín de casa veo el mismo cielo que hace justo seis horas se ha paseado por mi querida Cuenca. Me encanta mirar el cielo y saber que al otro lado del mundo alguien puede mirar lo mismo. Me da sensación de cercanía. Ya lo decía El Principito, las estrellas brillan en el mismo cielo en partes distintas y cuando queramos saber que hay alguien ahí, esa estrella brillará más. Esta noche las mías echan chispas. Todo un regalo de cumpleaños llegado del cielo. El mejor, diría yo…
Pd: La foto del cuadro hace alusión a la globalización. Un indio ayoreo, como Iqebi, luce una camiseta Nike. Qué os sugiere?
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