Segundo cuarto de siglo









Hola a todos. Escribo mi primera entrada en este blog desde que he estrenado edad. Ya estoy de lleno en el segundo cuarto de siglo y os aseguro que la entrada a esta nueva etapa no la voy a olvidar jamás. Antes de nada, quiero pediros disculpas por haber dejado un poco huérfano de entradas el blog, pero me marché directa desde la fiesta a un viaje de dos días por Argentina y Brasil para ver las cataratas de Iguazú. De hecho, ahora os voy a relatar brevemente cómo viví el día de mi cumpleaños y en unas horas, me meto de lleno con mi gira Iberoamericana (al más puro estilo De la Vega).
Os acordáis de que el día en que llegué a Paraguay os conté que mi día había tenido 30 horas? Pues con mi cumpleaños sucedió exactamente lo mismo. Los primeros mensajes comenzaron a llegarme a las seis de la tarde hora paraguaya (12 de la noche hora española). Imagináos. Esa tarde estaba en el lago de Ypacarai, como os conté en la entrada anterior. Pues esa misma noche ya no dormí nada, porque parece que a los amigos españoles os entró la prisa por tirarme de las orejas a través del teléfono y empecé a recibir llamadas a las 5 de la madrugada (hora PY). Quiero aprovechar para agradeceros las muchísimas felicitaciones, llamadas, mensajes de móvil, felictaciones vía facebook, tuenti... que he recibido. Este año he batido un récord. Gracias a tod@s por acordaros de mi.
Bueno, como os adelanté en el post anterior, el viaje de este año desembocó en una celebración cumpleañera invernal. A los que cumplimos años en agosto no se nos pasaría por la cabeza asociar velas, tarta y regalo con bufanda, abrigo y estufa. Y afortunadamente, este año, tampoco ha sido así para mí. A modo de prórroga, el tiempo ha dado una tregua por aquí y hemos vivido cuatro días de temperaturas veraniegas, Los termómetros de Asunción marcaban 28 grados en el mes más frío de su invierno. Gracias a eso, pudimos celebrar mi fiesta de cumpleaños en la terraza de Salesianito. Cómo imaginaba que si os contaba que había recibido a más de 200 personas por mi celebración, he decidido poneros un video para que no me llaméis exagerada (y para que mi abuelo vea la cantidad de gente que es capaz de congregar mi tío con unas cuantas llamadas telefónicas).
Cenamos asado y paella, bebimos buenos vinos argentinos y chilenos y comimos seis tartas y alfajores por gentileza de la estupenda pastelería María Castaña. Toda una delicia. Al más puro estilo boda, un grupo de música amenizó la velada durante las casi cinco horas de fiesta. Junto a las más típicas canciones latinoamericanas (Zapatos rotos, el lago de Ypacarai...) llegaron las canciones españolas de los 60. Eva María dejó la playa para pasar por mi fiesta, el rayo de sol hizo presencia ese día (uo, o o o), y paquito chocolatero se apuntó a la degustción de 100 kilos de asado. Como no podía ser de otra manera, sonó el ya mítico "que los cumplas feliz" (del que dejo también constancia gráfica).
Que los paraguayos son gente estupenda, cariñosa, generosa y súper amorosa (re amorosa, como dirían ellos) es una evidencia. Pero la noche de mi cumpleaños dejaron página impresa de su hospitalidad y don de gentes. De las más de 200 personas que acudieron a la llamada de la farra (la fiesta aquí), yo apenas conocía a un centenar. Todos los invitados me regalaron algo. Fue increíble. Todo el mundo me obsequió con lo más típico de Paraguay. No quiero dejarme nada, pero llegué a casa con 20 bolsas entre las que se encontraban preciosas joyas de filigrana paraguaya, música típica, el tradicional ñandutí, collares artesanales, bolsos típicos, camisas paraguayas, bombones, artesanía de cuero, perfumes, pañuelos y un precioso libro de los ayoreos de mi amiga Deisy. No os imagináis qué generosidad. Poco me faltó para soltar alguna lagrimita. Mi cumpleaños de 2009 ha sido lo más parecido a una boda que nunca voy a tener. Por eso, quiero aprovechar la entrada de hoy para agradecer a todas las personas que de una manera u otra colaboraron.
A los Salesianos por prestarnos su colegio para preparar la fiesta (los padres Petris, Pedretti, Viedma, el director Gabriel, Zabala. Mis buenos amigos Aldo y Cristian, la savia nueva de Salesianito). A los invitados por hacerme pasar un cumpleaños inolvidable, por sus regalos, y por su incuestionable apetito (no sobró nada de las dos paellas, y los 100 kilos de asado). A Tina y a Belarmino por haberme acogido en su casa como si fuera una hija más. De verdad que me siento una más de la familia. Quiero hacer una mención especial también a mi segunda familia paraguaya (en la foto de hoy). Mi segunda mamá Rosa, junto a mis hermanos Juanjo, Lari y Leti (la dulce Leti y su también dulce Roger, para que no tenga celos). Mi querida cuñada Larissa (una preciosa y encantadora políglota que hoy nos ha dejado solos...) y la TI (ERE) NA (quiere decir tierna) Bettina. Esta mención es especial para ellos por haberme dejado formar parte de la vida paraguaya en el día a día. A ellos les debo las excursiones al shopping, la salida a Sanber (el lago), las exposiciones de historia paraguaya, la vida nocturna, y....MI AFICIÓN POR LOS LOMITOS. Desde aquí os adelanto que estoy preparando una entrada para mañana sobre curiosidades y cosas típicas de aquí que os encantará. Ahí descubriréis a Bartolo y a sus lomitos, cómo se llaman aquí los dibujos con los que crecimos, y un curisos concurso hostelero.
Sigo. Quiero también agradecer a las cocineras de Salesianito, al incansable Carrera, a don Leo y a Nicolás su dedicación. Sin ellos la fiesta no hubiera sido posible. A Zanardini, por ser él, porque todo calificativo se le queda pequeño ("Qué suerrrrrrte") y por ayudarme a descargar los regalos en casa. A Deisy por haber venido con Alan y Cristel sólo para darme un beso y dedicarme su libro. A ella le debo mi inolvidable descubrimiento de José Iqebi.
Y por último, y más importante (me dejo lo mejor para el final), a mi tío por haberme organizado la mejor fiesta de cumpleaños que jamás he tenido. Nunca voy a poder agradecerle lo suficiente este viaje en su conjunto. Una experiencia que está poniendo los ingredientes necesarios a la receta de mi vida.

Y en general, gracias a todos vosotros por seguir mi día a día y hacerme ver que, a pesar de lo que decía Barrio Sésamo...LEJOS PUEDE SER CERCA.

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